Directrices para la gobernanza de las plataformas digitales

Garantizar la libertad de expresión y los derechos de acceso a la información, al mismo tiempo que se aborda la desinformación, el discurso de odio y las teorías de conspiración, requiere la implementación de un enfoque que involucre a todas las partes que se encuentran en el panorama actual de la sociedad. 

Por esta razón, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la principal agencia de las Naciones Unidas dedicada a la promoción y protección de la libertad de expresión y el acceso a la información, ha desarrollado “Directrices para la gobernanza de las plataformas digitales; Salvaguardar la libertad de expresión y el acceso a la información con un enfoque de múltiples partes interesadas”.

La UNESCO es el organismo dedicado a conseguir el establecimiento de la paz mediante la cooperación internacional en los ámbitos de la educación, la ciencia, la cultura y la comunicación e información. Los programas de la UNESCO contribuyen al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados en la Agenda 2030, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2015.

Estas Directrices muestran una serie de deberes, responsabilidades y funciones asignadas a los Estados, las plataformas digitales, las organizaciones intergubernamentales, la sociedad civil, los medios de comunicación, la academia, la comunidad técnica y otros actores. Su objetivo es crear un entorno donde la libertad de expresión y la información ocupen un lugar central en las plataformas digitales.

Asimismo, fomenta a los Estados a implementar los procesos de reclamación, especificando la necesidad analizar aspectos como los comentarios, la publicidad, etiquetas y demás que muchas veces no se encuentran presentes en las plataformas. Esto es importante, ya que las plataformas de redes sociales como Facebook, Instagram, X, entre otras, no son las mismas que se utilizan de forma frecuente en otros países, y muchas veces estas no cuentan con las regulaciones necesarias o no son monitoreadas por los Estados.

Se presentan más de 100 disposiciones y recomendaciones, para cada uno de los miembros de la sociedad, así como apartados específicos que incluyen panoramas antes no analizados en el ciberespacio. El desarrollo de las directrices incluyó una consulta que permitió recopilar más de 10.000 comentarios de 134 países, de ahí la promoción de la participación inclusiva presente. 

Es importante resaltar que, el escuchar las experiencias desde diferentes contextos de la sociedad, permiten incluir en la conversación a grupos en situación de marginación y vulnerabilidad. El internet debe presentarse como un espacio confiable, pero con una responsabilidad compartida entre todos los que interactúan en dicho espacio, donde se fomente la libertad de expresión y el derecho a la información.

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